Acto seguido, salí en busca de la ansiada hembra cincuentona que sin lugar a dudas, me estaría esperando con unas enormes ganas de ser fornicada como nunca antes lo había sido. Encendí mi auto y me enfilé hacia la casa de mi Flora. El auto avanzó rápidamente y por fin llegué a la ansiada casa. Me bajé, toqué y esperé.
No bien terminé de tocar la puerta, cuando ésta se abrió. Flora me esperaba en zapatillas guindas y envuelta en una muy transparente bata guinda a medio muslo que translucía ese voluptuoso cuerpo de generosas y maduras carnes. Mi verga se puso tiesa. Muy, muy tiesa. Entré, la tomé y la besé. Se dejó hacer y nos fuimos a los sillones de la sala. Mi suegro en su recamara roncaba que daba gusto.porno de negras - culitos cachondos - negras cachondas - culos hermosos - orgias bisexuales - amateurs desnudas
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