La música se oía y retumbaba en el salón, y las risas y alegría de la gente iban en aumento. Los amantes ardíamos de pasión y lujuria, y con las manos y cuerpos sudorosos terminamos de bailar y nos fuimos a sentar con la familia, que sin sospechar nada de nada (excepto la tía metiche que miraba con recelo) nos festejó la bailada y nos ofreció un par de cervezas para bajar el calor.
Ya sentados, no dejamos de mirarnos y mirarnos con lujuria, hasta que casi al final del baile la saqué a bailar de nuevo ante la complacencia de mi suegro que prefería quedarse sentado para seguir de rabo verde mirando como perro de carnicería a las jóvenes mujeres que pasaban frente a él.paginas porno - negritas jovencitas - sexo oral gratis - mujeres rubias - fotos mamadas - pollas negras
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